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Las manos mágicas que sanan el alma

 

"Pienso en la gente, no subo el precio. El emoliente alivia los males que tienen".

"El peruano es trabajador. Nadie nació sabiendo. Todos llegamos y en el camino aprendemos".

Por Zaida Ysla

 

Cuando uno va al Centro de Lima se encuentra siempre con una infinidad de espacios, personas, colores y sonidos. En los últimos años, muchos de estos espacios han desaparecido dando paso a remodelados edificios, nuevos comercios y los más modernos restaurantes y cafeterías.

 

Sin embargo, a pesar del tiempo y de la modernidad que se erige imperiosa, algunos espacios se mantienen y con ellos sus personajes que lo habitan. Don Isaac es una de estas figuras que, enhorabuena, se resiste al paso inexorable de los años. Lleva casi medio siglo (47 años para ser exactos) haciendo lo que aprendiera en un principio por necesidad y que ahora hace con devoción tal que toda su labor es encomendada a Dios: Don Isaac es emolientero.

 

Conozcamos más sobre el oficio de Don Isaac, un personaje suspendido en el tiempo cuya fiel clientela lo siente muy real cada vez que prueba uno de esos calientitos emolientes que prepara diariamente con “manos mágicas”, como él mismo las llama.

 

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